Terror en Las Peñas, amalgama de realidad y ficción
- 22/08/2025
- Letras
- Lic. Esteban Sánchez Núñez
Jilotepec de Molina Enríquez, es uno de los 125 municipios que conforman la geografía mexiquense. Aquí, como en muchos lugares de México, existen relatos, leyendas o mitos que van más allá de lo verosímil, y que, a pesar de los siglos, se han mantenido vigentes, puesto que han pasado de generación en generación.
En muchos casos, esos relatos o historias contadas por los bisabuelos y aún antes de ellos, han sido motivo de discusión entre las nuevas generaciones, ya que, mientras algunos consideran que son meras falacias; inventos de gente ignorante, otros piensan que hay algo de verdad en ellos.
En Jilotepec, municipalidad enclavada en el Noroeste del Estado de México, además de ser un Pueblo Mágico y con Encanto, no podía faltar más de un relato fantástico. Y es que, como pueblo otomí, dominado en un tiempo por los mexicas, hubo una convergencia de razas y de culturas, lo que propició el nacimiento de cuentos o leyendas que surgieron en aquellos tiempos, y que hoy, permanecen en la memoria de algunos.
Un lugar icónico de este pueblo descendiente de recolectores, cazadores y agricultores, es el Parque Ecoturístico "Las Peñas"; un paraje de grandes elevaciones rocosas, en donde turistas nacionales y extranjeros, practican el alpinismo y el rapel, en medio de un majestuoso bosque de coníferas, como encinos, ocotes y los gigantes oyameles, y en cuyas orillas se halla un hermoso espejo de agua; una presa-manantial que da vida al lugar. Aquí, como ya se ha dicho, existe una narración, una leyenda que impresiona y cautiva a propios y extraños.
Se cuenta que, en épocas remotas, este paradisíaco lugar fue una gran ciudad, con un gran auge social, político y comercial, pero que, en un momento dado, cayó en el libertinaje, el egoísmo; el vandalismo, la corrupción y el entretenimiento malsano. En ese sentido, cuando los habitantes se habían corrompido totalmente, un personaje enigmático se apareció a unas mujeres que jugueteaban con el agua de una fuente al centro de la ciudad. Cuando dicho personaje, sucio y harapiento les solicitó agua para saciar su sed, éstas se la negaron y lo corrieron del lugar.
Fue entonces cuando el recién llegado se transfiguró, quedando envuelto en una luz cegadora para dejar ver quien realmente era: Dios. Entonces, con voz de trueno, el Padre Celestial, sentenció: Oídme bien, raza de víboras, ya que os has levantado contra mí y todo lo que una vez tuvieron y fueron; cegados y tercos en el mal, queden por siempre convertidos en roquedal y pedregal, por los siglos de los siglos. ¡Cúmplase!
La leyenda dice que para que esta maldición termine, un joven de noble corazón habrá de entregar su alma y cuerpo y tendrá que realizar un sacrificio que que hoy día, nadie se atreve. También dice que cada cuatro de mayo, de cada cincuenta y dos años, a la media noche, la ciudad vuelve a la vida por unos minutos.
Así surge “Terror en Las Peñas”, una novela extraída de esta leyenda, misma que aún perdura en el lugar. Terror en Las peñas, no es una novela más de terror-aventura; es una obra que describe con precisión y un lenguaje llano, varios eventos paranormales en uno de los sitios de esparcimiento más atractivos de la entidad mexiquense. En esta novela, el autor narra la experiencia de un grupo de universitarios que visitan el Parque Eco-Turístico de “Las Peñas” justamente un cuatro de mayo para practicar el alpinismo y el rapel, sin imaginar los secretos sepultados en él.
El misterio, la aventura, el peligro y el suspenso, convergen en este relato, en el que el lector se verá envuelto, imaginando ser uno de los protagonistas.
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