La narrativa y la construcción de un texto literario Parte I


La narrativa y la construcción de un texto literario Parte I
  •   31/07/2025
  •   Letras
  •   Lic. Esteban Sánchez Núñez

En artículos anteriores, se ha abordado de manera recurrente el tema de la redacción y su importancia. Se ha dicho que el redactor de un texto, debe tener una ortografía impecable, una voz narrativa que cautive al lector y, en el caso de una obra extensa como lo es la novela, lo que se narra debe ser con soltura y propiedad.

Hablar, y, en este caso, escribir con “limpieza”, señala nuestra personalidad. Es decir, si utilizamos un lenguaje claro, con palabras acordes a tipo de público que va dirigido, nos identifica como personas cultas. La pobreza de lenguaje en un texto, por pequeño que éste sea, habla de que no hay una buena preparación académica. Ello lo podemos corroborar en los mensajes de texto que hoy día, todos escribimos en los teléfonos celulares y/o en las redes sociales, con el fin de transmitir algún pensamiento, comentario, noticia, etc.

Cuando en la pantalla del teléfono móvil aparece un mensaje de alguna persona que conocemos poco, o que no conocemos, es posible identificar, con tan sólo echar un vistazo a ese pequeño texto, el nivel cultural que tiene quien se está poniendo en contacto con nosotros.

Pero una composición literaria, va más allá de un simple mensaje de texto. En el caso de la novela, el escritor debe tener el tino de atrapar al lector desde las primeras páginas. ¿Cómo se logra esto? Escribiendo con soltura y sin faltas de ortografía, cosa contraria, el lector, si es exigente, botará el libro en el primer sillón o mueble que encuentre.

Al escribir una novela, deben considerarse varios aspectos que, a través de la convergencia de los mismos, se pueda contar una historia. Sea una novela corta o extensa, en el desarrollo de la narrativa, debe tener congruencia, personajes bien definidos y conocer el tema que se está abordando.

En lo que compete al género narrativo, el autor necesariamente tiene que tomar el papel de ser el narrador, el que cuenta una historia —casi siempre de ficción— y el que hace uso de lugares, paisajes, ciudades, etcétera, en donde se desarrolla lo que se está contando.

Para ello, el escritor se vale de varios elementos. Uno de ellos —como ya se ha dicho— es el narrador. Éste puede ser el que se denomina Extradiegético; es el que hace el papel de testigo de los hechos y va narrando cada situación y la forma de interactuar de los personajes, creados por él mismo, con las propias características asignadas también por él.

Uno más, es el llamado Intradiegético, que es el que participa en primera persona del singular y del plural, mientras que, en la participación de los personajes principales, su narrativa es en tercera persona.

Por otra parte, el narrador que se conoce como Autodiegético, es aquel que narra su propia historia. En el desarrollo de la narrativa, habla de sí mismo; de sus vivencias, por lo que viene siendo, además, el personaje principal de la historia que él mismo está narrando y que casi siempre lo hace de manera cronológica.

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