10 Datos curiosos de la educación japonesa
10 Datos curiosos de la educación japonesa
  •   19/04/2017
  •   Para Que Te Enteres
  •   Redacción Biblioinforma

Si bien es cierto la cultura japonesa esta llena de enigmas culturales desde su más estricta formación y devoción militar, la educación en casa donde asimilan los principios y valores éticos y morales de su sociedad y terminando en la escuela donde reciben la formación académica que los convierte en personas con un perfil exitoso desde los niveles más básicos hasta los escenarios universitarios.

A continuación les mencionamos algunos de los pilares en los que se basa la educación japonesa.


Los estudiantes japoneses no tienen exámenes hasta el cuarto grado de primaria (cuando cumplen 10 años), solo tienen unos test pequeños de vez en cuando. Se cree que en los primeros tres años de escuela, los conocimientos académicos no son lo más importante. Lo que sí importa es la crianza, a los niños se les inculca respetar a los demás y a los animales, ser generosos y compasivos, buscar la verdad, saber autocontrolarse y cuidar la naturaleza.


Cuando en la mayoría de los países los niños casi terminan el año escolar, para los niños japoneses todo apenas empieza. El inicio del año coincide con uno de los eventos más espectaculares: la floración de sakura. Así sintonizan en el modo serio. El año escolar consiste de tres trimestres: del 1 de abril al 20 de julio, del 1 de septiembre al 26 de diciembre, del 7 de enero al 25 de marzo. De esta forma los japoneses descansan 6 semanas en verano y 2 semanas en invierno y primavera.


Los estudiantes limpian los salones, pasillos e incluso baños en turnos. Así desde la pequeña edad aprenden a trabajar en equipo y ayudarse mutuamente. Además, después de que los niños gastan tanto tiempo y esfuerzo en la limpieza, es muy poco probable que quieran ensuciar. Esto les enseña a respetar el trabajo, tanto el suyo como de los demás, así como también a ser respetuosos con el medio ambiente.


En la escuela primaria y secundaria a los estudiantes se les preparan almuerzos especiales desarrollados no solo por cocineros escolares sino también por personal médico para que la comida sea saludable y útil al máximo. Todos los alumnos comen junto con su maestro en el salón. En ese ambiente informal se comunican más y crean relaciones amistosas.


Ya en la escuela primaria los niños empiezan a tomar clases privadas para poder ingresar a una buena escuela secundaria y luego, preparatoria. Las clases en esos lugares se imparten en las tardes, y en Japón es algo muy típico ver el transporte público a las 21:00 lleno de niños que se apresuran a casa después de sus clases adicionales. Los niños estudian también los domingos y en vacaciones, tomando en cuenta que un día escolar dura en promedio de 6 a 8 horas. No es de sorprender que, según las estadísticas, en Japón casi nadie repruebe el año.


El principio de la caligrafía japonesa, o shodo, es muy sencillo: una broncha de bambú se humedece en tinta y con trazos suaves se dibujan jeroglíficos sobre el papel de arroz. En Japón shodo se valora no menos que el arte de la pintura. Y haiku es una forma de poesía nacional que, en forma lacónica, refleja la naturaleza y al ser humano como uno solo. Ambas materias representan uno de los principios de la estética oriental: la combinación de lo sencillo y lo sofisticado. Las clases les enseñan a los niños a valorar y respetar su cultura con tradiciones centenarias.


A partir de la escuela secundaria, cada alumno está obligado a usar uniforme. Muchas escuelas tienen sus propios modelos, pero tradicionalmente para los niños es ropa estilo militar, y para las niñas, blusas al estilo marinero. Esta regla existe para disciplinar a los estudiantes porque el simple hecho de llevar uniforme crea un ambiente más serio. También el uniforme ayuda a unir a los niños.


Es difícil imaginar a una persona que jamás haya faltado a clase. Pero existe una nación que básicamente nunca falta. Tampoco llegan tarde a las clases. Y el 91% de los alumnos ponen atención a lo que dicen sus maestros. ¿Qué otro país puede presumir estadísticas similares?


Al terminar la preparatoria, los estudiantes tienen un examen final que determina si logran ingresar a alguna escuela o no. Los alumnos pueden elegir solo una universidad, la cual determinará su futuro sueldo y su nivel de vida en común. Al mismo tiempo, la competencia es muy alta: el 76% de los estudiantes siguen con sus estudios después de la escuela. Precisamente por eso en Japón existe la expresión "el infierno de exámenes".


No es de sorprender que después de muchos años de preparación y el "infierno de exámenes" los japoneses quieran tomar una pausa. Y resulta que la pausa cae en los años universitarios que se consideran más despreocupados y ligeros en la vida de cada japonés. El descanso es excelente antes del trabajo, y los japoneses no solo lo toman con toda la seriedad del mundo sino también con un gran amor por su vocación.

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