"Uno de los déficits que tiene el proceso de conversaciones de La Habana es que los críticos y adversarios del mismo lo hacen con ruido y abiertamente –aunque sean minoritarios-, mientras que los partidarios tienden a tener apoyos tímidos y vergonzantes; los miembros de la coalición de gobierno porque consideran que apoyando mucho al proceso de conversaciones terminen subiéndole el perfil a las FARC y en varios sectores de las izquierdas pareciera suceder lo mismo, consideran que darle fuerza y apoyo al proceso es en últimas fortalecer al gobierno y eso para las izquierdas tradicionales, que no conciben la posibilidad de alianzas amplias como algo normal de la táctica política, es visto como una herejía".

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